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Papás tengo novia

Papás tengo novia

Aunque no son relaciones serias ni formales, muchos niños y adolescentes entablan noviazgos en edades en las que no están preparados ni física ni emocionalmente saltándose así, diversas etapas de la vida. 

Y es que a pesar de que no existe una edad establecida para decir cuándo tener un novio y cuándo no, lo ideal es que la niñez se viva como tal, con juegos, risas, alegrías e inocencia y no sufriendo desde edades tan tempranas por un amor.

Si buscamos en el diccionario la palabra novio o novia encontramos la siguiente definición: “Persona respecto a otra con la que mantiene relaciones amorosas con vistas a casarse”. Así, podemos afirmar que el tiempo ideal para iniciar este tipo de relación es cuando las personas involucradas poseen la posibilidad de casarse o por lo menos están cercanos a ella.

Con esto no quiero decir que toda pareja de novios debe casarse, ya que el noviazgo es la etapa en que nos conocemos mejor con el fin de definir si el otro es el tipo de persona con quien deseamos compartir nuestra vida.

Esta manera de ver el noviazgo descarta como noviazgos ideales  a aquéllos que inician en la secundaria o preparatoria debido a que falta mucho tiempo para que la pareja esté en condiciones adecuadas para formar un matrimonio.

De igual forma sucede durante la adolescencia pues aunque ya los muchachos tengan un poco más de edad, atraviesan por una etapa indicada para conocer amigos, disfrutar de la vida y del estudio, además pasan por una serie de cambios físicos y emocionales.

Por supuesto que se argumenta en contra que los noviazgos a temprana edad no tienen el propósito del matrimonio, ante lo cual surge la pregunta: si esos noviazgos no tienen por intención un matrimonio, ¿entonces para qué invertir tanto tiempo a una sola persona?

El noviazgo de la adolescencia es una primera ilusión que no tiene por qué convertirse en algo formal.

“Está bien que se vean, no es prohibir que compartan. Pero permitir que mi hijo visite formalmente a la ‘novia’… ¿Visitadera de qué? ¡Son dos niños!”

La clave para lidiar con ese primer amor del hijo o hija adolescente es la educación y la comunicación. También debes estar muy presente en su vida para atajar cualquier conducta de riesgo.

• Comienza a educar a tu hijo desde pequeño, de acuerdo a sus capacidades y edad. Desarrolla la empatía y la confianza para que él o ella confíen en ti cuando llegue a la adolescencia y necesite algún consejo o tengas dudas.

• No le prohíbas que tenga las experiencias amorosas típicas de la adolescencia. Pero al mismo tiempo, no lo sueltes demasiado o no le permitas todo lo que quiere.

• Ten en cuenta que la adolescencia es un periodo de grandes contrastes, de emociones fuertes, de inseguridades y de incertidumbres. Es importante que estés atento y que puedas ayudar al adolescente en esta etapa.

 • Recuerda mantener una actitud y mente abierta para que el o la adolescente se sienta en confianza y pueda canalizar las dudas y las nuevas sensaciones de ese primer amor. Si no lo hace contigo, lo va a hacer con sus amigos que, sin duda, están igual de confundidos.

En esos momentos lo ideal es sostener relaciones de amistad y disfrutarlas al máximo, ya que después vendrán tiempos de una vida comprometida a una sola persona.

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