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Papis, me enseñan a pedir perdón

Papis, me enseñan a pedir perdón

Pedir perdón es un acto de humildad, de reconocer un error y de demostrar a uno mismo que nadie, pero nadie es perfecto.

Reconocer que tiene la culpa o que se siente arrepentido y necesita ser perdonado, es uno de los aprendizajes más difíciles tanto para quien enseña como para quien lo aprende. No se trata sólo de enseñar a los niños a pedir y a decir «perdón», sino que además, tengamos que enseñarles a sentir.

Es una tarea difícil pero no imposible. Entre otras cosas, el pedir perdón enseña a los niños a reconocer sus errores, sus «meteduras de pata», y a ponerse en el lugar de la otra persona.

Que todos, absolutamente todos, podemos equivocarnos, y que por lo tanto debemos asumir y ser responsables de nuestros actos. Se puede pedir perdón de distintas y variadas maneras, y no solo a través de palabras. Si tu hijo ha tenido un mal comportamiento o una mala actitud contigo, con su padre, hermanos, o con sus amigos, anímale a pedir perdón.

A partir de los dos años, los niños pueden aprender que si pegan a otra persona ella posiblemente llorará y se sentirá triste. En este momento, se debe fomentar empatía mostrándoles qué es lo que siente una persona que fue «herida». Además de reprenderles, debemos animarlos a que de alguna forma «curen» esta «herida», haciendo con que su amigo se sienta mejor.

Los niños en edad preescolar desean solucionar sus conflictos casi de manera instintiva, pero las disculpas no les salen del todo bien. Entre los 3 y 4 años de edad apenas están adquiriendo algunas aptitudes sociales, por lo que es deber de los padres guiar al niño para que aprenda actitudes y aptitudes sociales positivas. Cuando un niño rompe una regla, el adulto espera que reconozca automáticamente que hizo mal y se disculpe. Eso es mucho pedir porque el niño no está listo para reconocer sus errores, y menos para disculparse.

A partir de los 5 años, los niños ya poseen la capacidad de saber que su mal comportamiento ha resultado en una mala consecuencia. A esta edad, ellos ya entienden sobre lo que es correcto y lo que no, aunque eso no quiere decir que resulte más sencillo que aprendan a pedir disculpas. De este modo, debemos hacerles «recapacitar» sobre lo que hizo, reprenderles con paciencia y firmeza, y hablarles sobre la importancia de «arreglar» lo ocurrido, reconociendo que se ha equivocado y pidiendo disculpas, con un abrazo, ofreciendo un regalo al amiguito «lastimado», demostrando arrepentimiento, cambiando su forma de actuar para la próxima vez que lo encuentre, o simplemente diciéndole «perdón», «lo siento», «disculpas», etc.

 No lo fuerces

 Si tu hijo se niega a disculparse, no vale la pena obligarlo a que diga algo que no siente. Lo más sensato es que tú le expliques que cuando herimos los sentimientos de otras personas, lo más adecuado es pedirles perdón de manera sincera.

El ejemplo

Los padres debemos poner el ejemplo por el bien de nuestros niños.

No dudes en pedirle perdón a tu esposo, recuerda que ellos imitan lo que ven. Otra forma de ayudar a tu hijo es haciendo que respete las reglas de comportamiento que se le imponen en la escuela y el hogar. En ocasiones. las disculpas funcionan mejor cuando las palabras van acompañadas por acciones. Por ejemplo. «golpeaste a tu hermana. Ahora discúlpate y dale un beso». Por alguna razón, los niños prefieren decir estas palabras cuando son reforzadas por un acto tan elocuente como un beso de paz.

El niño que aprende a pedir perdón, sea de la forma que sea, será un niño preparado para tener buenas relaciones personales. Los padres que saben pedir perdón a su hijo por lo que sea, son un buen ejemplo para los hijos.

                                                                                                                 Por: Laura Tellez

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