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Lactancia prolongada

Lactancia prolongada

¿A qué se hace referencia cuando se habla de lactancia prolongada?

Podríamos definirla como “El amamantamiento fuera de las normas culturales, o más allá del tiempo donde la mayoría de las madres dentro de la sociedad a la que pertenecen ya han destetado”.

Existe abundante evidencia científica que documenta que sumado a las cuestiones de salud, cuánto más tiempo un niño sea amamantado, su Coeficiente Intelectual (IQ) será más elevado y sus notas serán mejores en el colegio en los años posteriores.

La lactancia prolongada ayuda a los niños pequeños a tener una transición gradual a la niñez, les permite aliviar frustraciones, choques, golpes, y tensiones diarias.

La lactancia prolongada está positivamente relacionada con pruebas en el vocabulario, el desarrollo temprano del lenguaje, coordinación visomotora y comportamiento y las medidas de la cabeza.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda alimentar al pecho de forma exclusiva hasta los seis meses de vida. A partir de ese momento, la leche materna continúa siendo el alimento principal, pero empiezan a introducirse los primeros alimentos sólidos, hasta cumplir el año. La OMS también sugiere continuar con la lactancia hasta el segundo año o más, en función de los deseos de la mamá y del niño.

Mientras el niño succiona, el organismo materno continúa produciendo leche, y su composición no se empobrece con el tiempo. Por el contrario, según recientes estudios, a partir del segundo año, cuando la cantidad de leche que se toma diariamente disminuye, debido a la reducción de la frecuencia y del número de las tomas, se produce una especie de compensación: la concentración de grasas aumenta y el alimento materno tiene una composición más calórica y energética.

Las tomas siguen garantizando una válida protección inmunológica que refuerza el sistema inmunitario del niño.

La lactancia garantiza importantes beneficios de salud a corto y largo plazo para el niño, pero también para la mamá.

Un niño alimentado al pecho después de los seis meses puede disfrutar durante más tiempo de la protección garantizada por la leche de su mamá frente a las enfermedades respiratorias agudas, las infecciones gastrointestinales y las otitis.

Las ventajas para la madre, el hecho de lactar reduce el porcentaje de riesgo de desarrollar cáncer de mama, de cuello del útero y de ovario, además de prevenir el riesgo de osteoporosis. Todos estos beneficios son proporcionales a la duración de la lactancia.

Es fundamental asegurar al niño un destete gradual y respetuoso. La mamá podrá reducir las tomas, empezando por eliminar una y esperando unos días para ir reduciendo las demás. De este modo, evitará que se produzcan obstrucciones mamarias. No obstante, si el niño ya tiene un par de años, el destete puede proponerse como un objetivo, aprovechando la llegada del cumpleaños, por ejemplo.

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