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La envidia en los niños

La envidia en los niños

La envidia es un sentimiento muy común entre los niños, pero con medidas sencillas se puede corregir.

Es aquel sentimiento o estado mental en el cual existe dolor o desdicha por no poseer lo mismo que tiene el otro, ya sea en bienes, cualidades superiores u otra clase de cosas.

Este sentimiento empieza a surgir en los primeros años cuando él se relaciona socialmente y  con su familia, cuando un niño se siente amenazado con lo que él considera suyo el experimenta un sentimiento de vacío, el hará todo lo que este a su alcance para obtener todo aquello que él desea, con berrinches, rabietas, es necesario calmar a tiempo todos estos teatros.

Es mejor enseñarle a compartir y enseñándole a controlar sus conductas impulsivas para que de esa manera aprenda a respetar las diferencias y valore sus calidades, lo que lo llevara a madurar.

La envidia se considera un sentimiento negativo y universal, ya que la mayoría de las personas, en algún momento de su vida, llegan a sentirla en mayor o menor medida. Esto tiene consecuencias tanto para la persona que la siente como para los que están a su alrededor. Este sentimiento, que se presenta en todas las edades, puede ir acompañado de un complejo de inferioridad, inseguridad e insatisfacción con uno mismo frente a los demás.

 Si el menor experimenta envidia constante, es por que como padres no ha habido la suficiente atención para quitar ese mal sentimiento al llegar a una edad adulta llena de frustraciones y de vacío y seguirá por siempre con este sentimiento vergonzoso, contaminando a su paso, a sus amistades,  pareja, y odiando a todo el que logre sus éxitos.

El que una persona sienta envidia no es del todo malo de esa manera se dará cuenta de sus limitaciones y será un impulso para su superación.

La admiración a determinadas personas, no significa tenerles envidia, es saber valorarlas y valorarse.

Si eres de las personas que son hostigadas con miradas y palabras de personas envidiosas trata de pasar por alto, no sientas sentimientos de culpa, no eres responsable pero se prudente con aquellos que tu veas que sienten envidia por ti es mejor alejarse con prudencia.

Cuando se padece este sentimiento que no es nada bueno, hay que trabajar en desecharlo de nada ayuda y solo afecta. Puedes motivar a tus hijos para desarrollar ciertos sentimientos:

  • Que sienta el cariño y el apoyo de los seres queridos.
  • Que desarrolle su sentido del humor.
  • Que cree su propia identidad.
  • Que se haga consiente  lo que es prioritario en su vida.
  • Motívalo a tolerar sus defectos y valorando sus cualidades.
  • Que valore las cualidades ajenas en su medida.

Las consecuencias

– No tener pensamientos creativos.

– Generar ansiedad, tristeza y rencor.

– Este sentimiento se manifiesta a través de miradas y frases inoportunas, o frases calculadas para hacer daño.

– Es un sentimiento que nunca podrán controlar sin ayuda, y tienen que aceptar que llevan dentro de sí ese mal sentimiento.

No es fácil saber quiénes son envidiosos pues estas personas suelen ser amables, simpáticas y acogedoras. Pero consiguen una victoria al ver un error en la persona exitosa, sufren demasiado con los éxitos ajenos.

Considera que los demás consiguen las cosas con facilidad y sin esfuerzo, si triunfa nunca se siente satisfecho, este sentimiento es muy perjudicial para quien lo siente y «muy peligroso para la persona envidiada».

¿Cómo actuar ante un niño envidioso?

Es importante aprender a detectar los sentimientos y conductas que pueden generar envidia. En general, la envidia afecta al niño en su bienestar emocional y en sus relaciones interpersonales.

Los padres que tienen niños envidiosos pueden ayudarles ofreciéndoles muestras extras de cariño, mucho amor y paciencia . Necesitan que se les ayude a entender sus sentimientos, para que aprendan a diferenciarlos, para que aprendan de sus errores y sus defectos y, sobre todo, hay que hacer hincapié en lo que hacen bien y en sus cualidades. De esa manera les ayudamos a enfrentarse a situaciones y a controlarse, sobre todo en esos momentos de rabietas y pataletas que son tan difíciles de controlar, tanto por parte de los padres como, por supuesto, de ellos mismos.

Si observamos que el grado de envidia no disminuye y supone un problema para el niño, se deberá pedir ayuda psicológica.

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