Cuando procreamos a un bebé muchas veces no es en las circunstancias más adecuadas, pero siempre con los pies en la tierra asimilando el tipo de responsabilidad a la que nos estamos enfrentando: Un hijo.
En ocasiones las conductas de nuestros hijos nos parecen inexplicables y no sabemos cómo manejarlas, la personalidad y el temperamento de los niños pueden ser muy variados incluso entre hermanos.
Nuestro amor de padres hace que demos a manos llenas, damos lo que a nosotros nos faltó o sustituimos materialmente lo que no les damos emocionalmente a los hijos.
Mantener la ilusión del Ratón de los Dientes, Reyes Magos, Hada de los Dientes, Santa Claus… es algo que como adultos cuidamos celosamente para preservar toda esta magia de la niñez.
Algunas veces pasa que a tus hijos debes repetirles más de una vez indicaciones, que les das instrucciones específicas y ellos aseguran haber entendido.