06 Jul El juego infantil.
Los niños tienen gran parte de su vida dedicada al juego. Estas actividades, a la vez que entretienen, sirven para descargas sus energías. Respecto a ellas, atienden y perfeccionan las coordinaciones neuromusculares así como educan las manos y la vista.
El juego también influye y estimula el desarrollo social, porque el niño forma parte con otros niños del grupo, los juegos son un instrumento de poderosas sugerencias para la convivencia y las relaciones entre los niños, constituyen magníficas oportunidades para la expresión y el desarrollo de las apetencias que contribuirán en el desenvolvimiento de su personalidad.
Jugar es la esencia de la vida de un niño, nadie necesita enseñar a un niño a jugar, un bebé a las pocas semanas ya sabe hacerlo, sacude sus brazos, flexiona las piernas, fija la mirada con atención, arrulla, percibe el acercamiento de otros con pataleos, etc.
El juego es su actividad, su trabajo; el niño juega impulsado por una necesidad interior, el preescolar o kinder, se sirven de esa necesidad para usarlo como recurso social. El juego de un niño aparece espontáneamente, es un ejercicio natural y placentero que tiene fuerzas de crecimiento y lo prepara para la madurez. A medida que se cumple el proceso de crecer se van graduando los intereses y motivos de los juegos.
Exceptuando los primeros años, el juego para la mayoría de los niños, no es una actividad solitaria, sino de compañerismo, un niño se expresa mejor y se proyecta en su ambiente más cuando hay otros de su edad presentes. En el proceso del juego en grupo, los niños sufren una profunda socialización, los juegos y los deportes brindan un campo rico e incitante, en que los niños pueden expresar sus emociones hasta el máximo.
Los juegos a que se dedican, los niños de corta edad son por lo general sumamente imaginarios, esto surge de la conversación que un niño de cuatro o cinco años sostiene consigo mismo o con sus compañeros imaginarios. El juego en los peques, ante su mundo es fascinante, busca dramatizar es su juego todo lo que ve a su alrededor, estas actividades le ocupan todo el tiempo, desde la mañana hasta la noche.
No debemos pretender estabilidad en los juegos de los niños, no solo le resulta fácil cambiar rápidamente de un juego imaginativo a otro que le es más sencillo, modificando su plan original, uno de los atributos de la niñez es esa deliciosa espontaneidad e informalidad de su actividad imaginativa.
La imaginación se presta en cualquier juego para inundar de color y encantamiento la experiencia de juegos comunes.
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