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El Hijo «Sandwich»

El Hijo «Sandwich»

El siente que sólo recibe las migajas del cariño de sus padres, quienes vibran con los logros del primogénito y las gracias del hermano menor.

No hay padre que no se fascine con su primer hijo y su nacimiento echa a rodar un momento vital maravilloso, lleno de planes y sueños. Pero la inexperiencia obvia de nunca antes haber ejercido como papá o mamá, hace que ambos actúen ansiosos, lo presionan para que hable y camine lo antes posible, inseguros ¿Habré sido muy dura con él?, e impredecibles en su comportamiento, lo retan y al segundo siguiente lo abrazan.

Sí, frecuentemente se exagera con el primer hijo y éste carga con todas las expectativas familiares, asumiendo que debe cumplir bien su rol. ¿Y yo, el del medio? En este contexto se inserta el hijo del medio, el sándwich. Su realidad varía notoriamente de acuerdo a las circunstancias. Imaginémoslo en la peor situación: el hermano mayor es hombre, él es hombre también, y la que lo sigue es niñita. El mayor seguirá llamando más la atención del papá y los abuelos, y la mamá se volcará al más pequeño de la familia.

El segundo entonces optará por competir con el mayor.

Querrá jugar tenis como él y querrá superarlo, objetivo que difícilmente logrará, puesto que no tiene la madurez ni la edad para eso. Se sentirá disminuido porque siempre habrá otro que hará las cosas mejor que él. Por ejemplo, si quiere tomar el papel de hermano mayor respecto de los chicos tampoco le resultará con propiedad, ya que el mayor tiene ese rol por derecho propio. Por otro lado, la actitud del niño del medio con el menor, será la de hacerse el bebé.

Envidia y celos

Pero en familias muy sobre protectoras o muy ansiosas, ser el segundo puede constituir un alivio. Mientras el mayor y el menor concentran expectativas y aprensiones, el del medio crece más libre y no está en el ojo avizor de los padres. Esto será bueno, siempre y cuando la actitud no sea percibida por el niño como abandono o falta de preocupación hacia él. Porque hay que tener presente que un niño es sándwich si no logra hacerse un espacio propio como individuo diferente a sus hermanos. El mayor siempre será el exitoso y por eso el segundo tratará de desarrollar aquellas habilidades que le han dado triunfos a su hermano.

Sus propios talentos los postergará, buscando asemejarse al mayor.

Lo cual es grave, ya que querrá ser lo que él no es y en la vida se equivocará en elegir. El asunto pasa a tener ribetes patológicos si ese hijo tiene problemas para relacionarse con sus hermanos y sus amigos del colegio. Es decir, si siempre se siente postergado y no aprende a compartir; si se siente incapaz de competir y de ganarse un espacio; si tiene problemas de adaptación y pasa «inadvertido» o se convierte en el payaso permanente del curso o de la casa con tal de llamar la atención.

Cómo resolverlo en familia?

Otorgándole un afecto incondicional. Aún más si presenta algún problema de aprendizaje. – Dedicándole tiempo. Así se lo conocerá y se lo podrá potenciar en sus talentos. Dándole alguna tarea específica en el hogar en la que se sienta cómodo. Con responsabilidades, el niño tendrá un lugar en su casa. Se sentirá participando e importante.

Nunca sobrevalorar la capacidad afectiva del niño para arreglárselas solo. Si a un hijo de cinco años la mamá le dice: «Tú eres grande, puedes hacer solo la tarea mientras atiendo al bebé», es seguro que el niño no acepta bien esta situación.

Este es el factor determinante.

Unos padres con mayor capacidad de acogida, tendrán hijos con menor sensación de haber sido desplazados y por lo tanto niños sándwiches normales. El niño del medio se define por el grado de capacidad de los padres de aceptar e incentivar los talentos particulares de sus hijos. Eso implica ser capaz de conocer a cada uno, diferenciarlos y nunca compararlos.

No hay que abusar de su capacidad de comprensión.

Hay que evitar que el hermano mayor humille al menor, descalificándole o burlándose de él. El mayor debe saber que su hermano cuenta con sus padres y éste, el del medio, confiar en que el mayor no tiene privilegios en este sentido.

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                  Lic. Thelma Shlaman
                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                              Licenciada en Psicologia
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