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Consejos para que tu hijo hable

Consejos para que tu hijo hable

Cuando tenemos un hijo que no habla como se espera a su edad, todos los padres nos hemos dejado llevar por la preocupación. Nosotros como sus padres podemos ayudarle, con nuestra forma de dirigirnos a él, para que aprender a hablar le resulte más fácil.

La frase de “tranquilos no importa que tarde en hacerlo… a fin de cuentas seguro que no conoces a ningún niño que se haya quedado sin hablar… o sin andar…” la hemos escuchado infinidad de veces, y aún reconociendo que razón no le falta, no podemos dejar de sentirnos agobiados y ansiosos. Calma, tranquilidad, paciencia y unos cuantos consejos sencillos de cumplir que nos pueden ayudar tanto a nosotros como a nuestros pequeños.

  • Dejarle espacio para la iniciativa.Cuando el niño intente decirnos algo, no adelantarnos: «¿La mesa, la silla, el plato, la cuchara?», pregunta sin descanso el padre de Héctor cuando este señala hacia la mesa e intenta decir algo. Cuando Laura señala la manzana su mamá no debería apresurarse a dársela. Si le deja tiempo, Laura hará el esfuerzo y dirá «nana» o «mame».
  • Respetar los silencios, porque si le hablamos sin parar, el niño no desarrollará los turnos de palabra, y además podemos crearle mucha ansiedad. Cuando alguien se acerca a él y le pregunta: «¿Qué te han traído los Reyes?», no debemos responder en su lugar. Si no responde, respetemos su silencio, y si dice cualquier cosa, ahí queda.
  • Ajustar el lenguaje cuando nos dirigimos al niño: eso no quiere decir, ni mucho menos, que le hablemos como si no se enterara. Pero sí podemos escoger frases y palabras más sencillas. Cuando hablemos con los demás, utilizaremos el lenguaje habitual, aunque él esté delante.
  • Hacer correcciones indirectas, es decir: si dice «guau» por perro, confirmar: «Sí, es un perro». No debemos corregirle nunca directamente, ni intentar que repita las cosas como las decimos. Nosotros le ofrecemos ejemplos y ellos los copian, pero cada uno aprende sus primeras palabras a su propio ritmo.
  • Aplicar la «expansión»: cuando aún dice frases de una o dos palabras, añadir siempre al menos una más. «Papá», dice Javi. «Qué alto es papá», corrobora mamá. «Guau core», afirma luego el pequeño. «Sí, el perro corre rápido». Podemos hacer más o menos hincapié en algunas palabras.
  • Valorar todos sus logros muy positivamente.
  • Crear preguntas de elección: «¿Quieres jugar al puzle o a los animales?», para ayudarle a nombrar las cosas. Está claro que para que adquiera la estructura de la pregunta hay que hacerle preguntas.
  • Cantar con ellos: les resulta más sencillo recordar las palabras ligadas a un ritmo musical, sobre todo porque se divierten. Y a esta edad solo aprenden lo que necesitan, les gusta o divierte. Si aún no han empezado a hablar, las canciones infantiles están cargadas de onomatopeyas («en el coche de papá…») que repiten encantados.
  • Adecuar el entorno, dejarles espacio para jugar, cogerlo todo y dar rienda suelta a su iniciativa. El desarrollo de la psicomotricidad les ayudará a la adquisición del lenguaje.
  • Contarle cuentos. Imprescindible No ha sido casualidad que nuestro hijo haya llegado hasta su primera palabra, y después más y más… Si ha hablado es que nosotros hemos hablado antes con él. Cuando el niño intenta comunicarse y no hay respuesta, disminuye su deseo de comunicarse con el mundo; tendrádificultades para aprender a hablar. Lo que le empuja a adquirir el lenguaje es el deseo de hablar con nosotros.
Demostramos nuestro interés por todo aquello que nos dicen. Muchas veces es difícil hacerlo con el ritmo de vida acelerado que llevamos, pero cuanto mejor le atendamos, más ganas tendrá de comunicarse y al mismo tiempo, más posibilidades tendremos de comprender lo que intenta decirnos.

Vamos a confiar en la evolución de su lenguaje. Si lo hacemos de forma relajada y en dosis justas (es mejor la calidad que la cantidad), si le miramos a los ojos y le trasmitimos nuestro apoyo con el tacto… iremos consiguiendo que evolucione. Y estaremos más tranquilos.

 

 

 

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