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El mejor regalo

El mejor regalo

Damos en exceso cosas materiales, permisos, consejos, libertades…

Como padres muchas veces queremos ser amigos y nos perdemos al querer intentar educar “libremente”. Si quiero recibir más de ellos, debo mantener una medida equilibrada dando menos para recibir más.

Ya se acercan las fechas de compras compulsivas para regalar en Navidad y fin de año, nos dejamos llevar por la mercadotecnia y los artículos de moda. Si bien es cierto que estas fechas son cuando por medio de un detalle demuestras tu cariño, pero que tan significativo es lo material comparado con actos de amor verdadero, eso no lo puedes comprar en ninguna tienda, eso sale del fondo de tu corazón.

Como padres dejamos escapar detalles importantes dentro de nuestro día a día, queremos sustituir carencias afectivas por medio de regalos. Pasé por esa época con mi primer hijo, al cambiar de empleo mi esposo y tener que trasladarse consecutivamente a otra ciudad por cuestiones laborales, lo que hacía al llegar a casa era llevarlo a comprarse carritos y tenis cada mes. Llegó un momento en el que salíamos y el niño exigía que se le comprara algo forzosamente.

El papá quería cubrir su tiempo ausente con las preferencias de mi hijo, mucho daño le hicimos, después de un tiempo, entendimos que esas carencias solo se podían cubrir con tiempo de calidad. Demostrándole que estando a su lado y al pendiente de sus necesidades afectivas era mucho mejor que llenarlo de regalos.

Todos tardamos en aprender y asimilar el tipo de vida que llevábamos hasta ese momento no iba a terminar bien. A la fecha mi hijo tiene 16 años, entiende la ausencia física de su papá, pero como siempre está presente por medio de la tecnología, el proceso de adolescencia no lo hemos vivido tan frustrante como pintaba hace algunos años.

Podemos ser padres invisibles, padres que aunque están en casa, no saben lo que sucede con sus hijos, entre el estrés y problemas cotidianos, dejamos a un lado la comunicación con ellos. A cambio les damos lo que nos piden, a manos llenas y sin detenernos a pensar sobre los límites. Debemos ser padres presentes, dar menos cosas materiales, menos permisos, menos libertades para poder recibir más comunicación, más contacto directo, más atención, que por consecuencia hará que nuestros hijos y nosotros llevemos una relación cordial y armoniosa.

En estas fechas de unión familiar, promueve el dar AMOR y atención a tus seres queridos más que la preocupación de comprar el regalo más costoso, abraza y disfruta de cada uno de ellos que el tiempo vuela, los niños crecen muy rápido.

  ¡Disfrútalos!

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