27 Sep ¿Cuándo volver a quedar embarazada?
No hay una regla precisa acerca de cuál es el mejor momento para tener un segundo hijo, eso depende mucho de la situación particular de cada familia.
Si bien el segundo hijo puede llegar sorpresivamente, la mayoría de las veces es una decisión que cuesta tanto o más que con el primer hijo.
siempre es conveniente que el primer hijo, antes de que llegue un hermanito, cuente ya con un buen tiempo de “dedicación exclusiva” por parte de sus padres; y que tenga ya un mínimo de autonomía, gracias a ciertas adquisiciones básicas, como caminar, hablar, controlar esfínteres.
Y, por otra parte, no hay que olvidar que las “molestias” de recibir a un hermano también, forman parte del necesario aprendizaje para la vida.
La Organización Mundial de la Salud recomienda dejar transcurrir dos años entre cada embarazo para recuperarse por completo del embarazo, el parto y la lactancia que demandan un gran esfuerzo para el organismo de la madre.
La diferencia de edad entre los hermanos no es un tema que nos deba quitar el sueño, sea poca o mucha siempre deberemos preparar al primogénito para la llegada de un hermano, esta preparación dependerá de la edad que tenga el niño.
Si la diferencia de edad es poca, 1 ó 2 años el esfuerzo de criarlos será concentrado hasta que crezcan y luego los padres podrán contar con tiempo para ellos como pareja, por el lado de los hermanos resulta favorable porque aparte de ganar un hermano se gana un compañero de juegos, un amigo en quien confiar.
Si la diferencia de edad es de 3 años o más, el hermano mayor será de gran ayuda para la crianza del bebé, el hermano mayor tendrá un sentimiento de protección y el pequeño tendrá un ídolo al cual querrá seguir.
Adicionalmente se debe tener en cuenta que:
- Si el primer parto fue por cesárea, debe esperar mínimo 18 meses para quedar embarazada para evitar el riesgo de rotura uterina en el lugar donde se encuentra la cicatriz de la cesárea.
- Si el primer parto fue vaginal, debe esperar mínimo 12 meses para quedar embarazada para permitir que el cuerpo y el organismo de la madre se encuentre en buen estado.
La llegada de un hermanito, así como la de un hijo, siempre es un acontecimiento en la familia que genera muchos cambios y novedades. Para el niño, sea pequeño o mayorcito, esto es sentido y vivido como la llegada de un gran visitante que puede ser percibido como un amigo o como un competidor. La diferencia de esta visita es que no se va, se queda y se instala ocupando y compartiendo a sus seres más queridos, sus padres.
Más que prepararle, hay que compartir con él la situación de forma natural y ayudarle a encajar el cambio.
El hijo mayor se va a dar cuenta de que se avecina un cambio: lo va a deducir rápidamente a través de nuestras conversaciones, nuestra energía y por la barriga de mamá, que crece sin parar.
Casi desde el primer momento conviene decirle la verdad. La idea es compartir en familia todo el proceso, sin forzar conversaciones, ni tampoco evitarlas.
La vivencia del hijo mayor no es igual en primer lugar, porque un niño pequeño difícilmente podrá imaginar lo que es un bebé, a menos que tenga algo más de cinco o seis años.
Lo importante es que sea cual sea la decisión que tomes, la disfrutes a pleno!
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