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Bajo Rendimiento Escolar

Bajo Rendimiento Escolar

El Bajo Rendimiento Escolar es una gran preocupación en los Padres, antes que nada, lo mejor en estos casos es identificar que hay un problema, después  analizar las posibles causas y lo principal, saber qué hacer, una solución.

En México, 50% de los jóvenes de 15 años se ubicó en los niveles más bajos del rendimiento escolar en las habilidades científicas, matemáticas y de lectura, lo que significa que están poco calificados para pasar a los estudios superiores y resolver problemas elementales.

Actualmente el tema parece haber ido más allá del ámbito individual y se utilizan términos como el de «fracaso escolar» para hacer colectivo un problema que, en los últimos años, se ha agravado y que incorpora elementos externos al propio niño, como pueden ser la idoneidad de los actuales modelos educativos.

Las causas del bajo rendimiento escolar suelen ser múltiples:

1.       Desde factores internos de tipo genético.

2.       La motivación del niño a acudir a clase.

3.       Condicionantes ambientales como el entorno socio-cultural o el ambiente emocional de la familia.

4.       Problemas del desarrollo neurológico como son:

a.       El Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH).

b.      Problemas de lenguaje (Disfasias).

c.       Problemas específicos de la lectura (Dislexia).

d.      Problemas específicos de la escritura (Disgrafias).

e.      Problemas específicos del cáculo matemático (Discalculia).

En general los niños que presentan dificultades en el rendimiento o en su conducta, poseen leves alteraciones o retrasos en alguna o algunas áreas del desarrollo, ya sea cognitiva, biológica o emocional; sin embargo, no cumplen con los criterios para ser clasificados dentro de alguna categoría diagnóstica como retardo, déficit atención, trastorno del aprendizaje u otra. Es decir no hay una “enfermedad” asociada que explique sus dificultades escolares, y de esos niños son los que nos referiremos en este artículo, vale decir niños aparentemente sanos del punto de vista médico pero que presentan mal rendimiento escolar.

Es de suma importancia mencionar que un estudiante con bajo rendimiento escolar es un estudiante “de riesgo”, esto significa que aumenta en él la probabilidad de presentar alteraciones conductuales y alteraciones emocionales como disminución en la sensación de auto eficacia, agresividad producto de la frustración, disminución de la autoestima e incluso caer en conductas como la drogadicción, el alcoholismo y finalmente la deserción.

Paralelamente existen algunos factores de riesgo que, eventualmente, potencian el problema y son proporcionados por el colegio. Por ejemplo: falta de recursos, falta de preparación por parte de los profesores en materias de manejo emocional de los niños, bajísimas compensaciones, cursos en extremo numerosos, etc.

Cuando un niño repite año escolar, no sólo es un fracaso del niño, sino de  los padres y de todo el sistema educacional, por lo tanto, estos tres sistemas están fallando y las intervenciones deben abordarlas a todos.

En cuanto al sistema educativo, existen además variables que son muy importantes en los docentes, independiente de su preparación académica. Algunos estudios han determinado que aquellos profesores cuyo trato es amable y amoroso, que enseñan con ternura y sentido del humor tienen mejores respuestas por parte de sus alumnos quienes presentan mejores notas.

Son muchos los niños que presentando problemas de rendimiento escolar y de conducta, lamentablemente no son tratados. Esto no sólo genera problemas en el niño sino también en los profesores que muchas veces no saben cómo enfrentarlo. Se sienten sobrepasados. Al reconocer que ya no pueden manejar a un alumno, sienten como un propio fracaso en su calidad de docente u optan por culpar a la familia, entrando en un círculo vicioso que se orienta en buscar responsables, pero no en buscar la solución a ese problema específico.

¿QUÉ PODEMOS HACER?

Si bien no existen recetas universales, pues las diferencias individuales determinarán el tratamiento, es posible mencionar algunas generalidades.

  • En primer lugar, hay que descartar inicialmente la presencia de algún trastorno de base, ya que determina el curso del tratamiento en la casa y en el colegio. Consultar con algún especialista en el tema nos aclara la causa y nos orienta en la formas de tratarlo.
  • Es fundamental que los niños aprendan a desarrollar competencias en el área emocional, de esta forma propiciamos la buena conducta y el aprendizaje en el aula. Esto se traduce en aprender gradualmente habilidades para comprender, manejar y expresar las emociones en la vida, para relacionarse con los otros de manera adecuada, y adaptarnos a situaciones nuevas. 

EN NUESTRO HOGAR

Lo ideal es que este trabajo comience en casa y desde pequeños, pero nunca es tarde… criar a nuestros hijos en el amor, dándoles el espacio para expresar sus emociones y enseñarles a hacerlo. ¿Pero cómo? Si los padres dan el ejemplo de respeto y unión familiar, los niños aprenden a hacerlo. Los papás deberían ser capaces de producir confianza en los niños para que se acostumbren a dialogar de todos los temas, de manera abierta, profunda y sincera.

Los padres tenemos el deber de participar directamente en todos los aspectos de la vida de los niños, durante los primeros años es cuando podemos formar hábitos de estudio y, aunque resulte complejo dado el sistema de vida actual, el acompañar a los niños al menos hasta los 9/10 años en la realización de sus actividades escolares, aumenta la probabilidad que en los cursos posteriores se manejen con autonomía y responsabilidad.

Otro aspecto importante es el control de las diversas actividades. Por ejemplo la televisión, si bien puede en ocasiones llegar a ser educativa, debe ser controlada en tiempos y programas. Además, debiera ser un premio al cumplimiento previo de sus actividades diarias , si no es así, no hay  TV o Nintendo o PC.

Inculcar desde pequeños el gusto por las actividades en común y de utilización del tiempo libre y a bajo costo: museos, zoológico, parques, andar en bicicleta, hacer deportes, cines, teatros, bibliotecas, clubes, deportes organizados, iglesias, etc. Esto les va mostrando el mundo y cómo relacionarse en estos diversos contextos, dándoles seguridad.

Muchas veces los padres desean compensar sus ausencias entregando regalos costosos regularmente pensando que de esa forma “hacen felices a sus hijos”, esto más que entregar felicidad entrega dos mensajes tremendamente nefastos, en primer lugar les muestra un mundo materialista en el cual el esfuerzo por obtener las recompensas no cuenta y por otra, les enseña a que lo material reemplaza el “estar” y eso es una falacia.

Los padres son los primeros  responsables de la educación de los hijos. Si los padres no toman conciencia de este cambio necesario, les están exponiendo a que caigan en el actual común denominador de incultura, bajos sueldos, delincuencia, drogas, embarazos, cárcel, etc.

EN LA ESCUELA

La gestión que realiza el sistema escolar es de suma importancia en estas materias, si tomamos en cuenta que actualmente los niños permanecen horas en el colegio. La preparación de los profesores en el manejo de la dimensión afectiva les entrega las herramientas para enfrentar las alteraciones emocionales, de aprendizaje y conducta de los niños. Les permite entender y aceptar las diferencias individuales otorgando en el colegio un espacio donde los niños se sientan contentos, aceptados e importantes; estos sentimientos favorecerán el aprendizaje y,  por ende, se mejorará paulatinamente su rendimiento.

Es un problema complejo ya que cada niño es un caso peculiar con sus propios ritmos de aprendizaje, sus puntos fuertes y débiles. Algunos necesitan más tiempo para integrar la información, otros son más rápidos. Los hay con serios problema para trabajar en actividades que requieren procesar información de forma secuencial (lectura, matemáticas…), mientras que otros las tienen cuando la información es presentada simultáneamente y dependen de la discriminación visual.

Evidentemente no tenemos un sistema de enseñanza personalizado a las necesidades de cada niño. Más bien al contrario, es el niño quien debe ajustarse al ritmo que marcan los objetivos curriculares y estos no saben de diferencias individuales. Pese a que se suelen hacer esfuerzos con adaptaciones curriculares, no siempre todos los niños, especialmente aquellos que están en el límite pueden recibir la atención individualizada que necesitan.

 

 

 

 

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